La Señalización vial constituye un conjunto de signos, socialmente aceptados y normalizados, a los que se les ha asignado un significado y su interpretación transmite un mensaje concreto. Sin embargo, para que las señales sean correctamente interpretadas y cumplan la misión de ordenación y regulación que se les asigna, deben ajustarse a las siguientes características básicas:
• Diseño: Deben tener un tamaño, forma, color específicos. Lo principal del diseño es que sea sencillo y fácil de entender por el conductor o el peatón. Los materiales en que estén hechas deben garantizar su resistencia a la deformación y a la decoloración. Siendo necesario, además, que las señales sean reflectantes.
• Emplazamiento: Es decir, la ubicación. Debe estar situada de tal forma que se encuentre dentro del campo de visión y con la antelación suficiente para ser debidamente interpretadas y asimiladas.
• Mantenimiento: Para que la señalización pueda cumplir eficazmente su cometido no basta con su colocación en la vía, sino que ha de tener un mantenimiento físico (limpieza, legibilidad, etc.) y funcional.
Entre los principios fundamentales de la Señalización están:
• Satisfacer una necesidad importante.
• Llamar la atención, es decir, saltar a la vista.
• Tener un significado simple y claro.
• No oponerse a los preceptos de la ley de Seguridad.
• Estar convenientemente situada para dar tiempo y espacio a la reacción adecuada
• Promover el debido respeto de los usuarios a los que el mensaje va dirigido.
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