martes, 4 de febrero de 2020

Desarrollo de la tecnología de aislamientos sísmicos


Los aisladores sísmicos son una invención que ha contribuido a la estabilidad de las estructuras gracias a su tecnología que desde 1870 ha ido evolucionando para brindar mayor protección. Conozca más detalles en esta nota.

La idea de que una edificación puede ser protegida en caso de eventos sísmicos o terremotos ha estado presente en la mente humana por cientos de años. Muchas civilizaciones se han preocupado por encontrar una forma de salvaguardar sus construcciones durante estos episodios. La evolución de la tecnología de aislamiento sísmico para puentes, edificios y estructuras similares ha sido un proceso de muchos años que ha dado como resultado el desarrollo de aisladores especializados que garantizan la integridad de las edificaciones y de la vida humana.

Los aisladores sísmicos son una medida de protección para edificaciones que se encargan de desacoplar el movimiento de una estructura de las vibraciones del suelo y así lograr reducir el impacto de las fuerzas en la edificación. En la actualidad, este método de aislamiento sísmico se caracteriza por ser la tecnología más efectiva y exitosa disponible. En Escobar y Martínez le ofrecemos una variedad de aisladores de neopreno con núcleo de plomo con características especiales para garantizarle un gran desempeño en caso de eventos sísmicos.

De las estructuras rígidas a la separación de los cimientos


Uno de los primeros esbozos reales de lo que sería la tecnología sísmica como la conocemos en la actualidad data de 1870, cuando Jules Touaillon presentó una solicitud de patente en Estados Unidos para sus planos de un dispositivo antisísmico para edificaciones. En los dibujos se ve claramente una estructura apoyada en una especie de sistema de aislamiento que consiste en una serie de superficies esféricas cóncavas opuestas y separadas por bolas esféricas.

Aisladores sísmicos para estructuras


En general, la experiencia común nos dice que en la sacudida del suelo durante los terremotos, una estructura independiente se deslizará siempre que el coeficiente de fricción a lo largo de la interfaz deslizante sea menor que la relación entre la aceleración máxima del suelo y la aceleración de la gravedad.

Para Touaillon era muy claro que la clave de su sistema antisísmico era el gran radio de sus superficies esféricas cóncavas y que la reestructuración de la estructura se debía a la gravedad. La idea de separar la estructura del suelo fue respaldada muchos años después, luego del gran terremoto de 1908 en Regio de Calabria, Italia —que dejó 160.000 muertos—, cuando se creó una comisión compuesta por ingenieros y profesores en ejercicio, quienes recomendaron separar al edificio de sus cimientos con una capa de arena o rodillos.

Un año después, en 1909, en Inglaterra, un médico de Scarborough presentó una solicitud de patente para un enfoque de diseño resistente a los terremotos que también proponía la separación del edificio de sus cimientos con una capa de arena y que, al reconocer los grandes movimientos entre el edificio y sus cimientos, afirmó que se necesitan conexiones especiales para los servicios públicos de gas, agua y alcantarillado.

No obstante, la primera implementación de un sistema antisísmico moderno conocido fue en 1921 para el diseño del Hotel Imperial en Tokio, Japón, y fue realizada por Frank Lloyd Wright. Durante la construcción, Wright notó que había una capa de aproximadamente dos metros de buena tierra y debajo, una superficie de 18 metros de lodo blando con mínima resistencia al corte, lo que le pareció un buen “colchón” para amortiguar los movimientos de los sismos. Por eso, Wright apoyó el edificio en una serie de pilas (cimientos) cortas muy espaciadas que penetraron solo hasta la parte superior del lodo. Esta implementación mostró ser efectiva durante el terremoto de Kwanto en Tokio en 1923, que resultó devastador para el país entero.

Durante todo el siglo XIX se dieron más y mejores experiencias de implementación de esta y tecnologías similares que funcionaban bajo la misma lógica: ubicar elementos entre los cimientos que ayudaran a disminuir la acción sísmica mediante la reducción de las fuerzas horizontales que actúan sobre la estructura durante la actividad sísmica.

En la actualidad, se emplean aisladores y apoyos de neopreno que, por las características de este material de caucho, se consolidaron como la opción ideal para proteger estructuras durante terremotos. Ya son cientos de edificaciones, puentes y construcciones similares las que cuentan con este novedoso sistema que ha demostrado ser eficiente en países que presentan una alta actividad sísmica, como Japón.

En Escobar y Martínez estamos plenamente conscientes de la efectividad de este sistema, por eso, le ofrecemos aisladores y apoyos estructurales con diversas características, y fabricados bajo las normas de calidad internacionales pertinentes. Con nosotros encontrará los elementos que se ajusten a las necesidades de su proyecto.

Artículo tomado en EYM Productos.

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